Llamamos “rigideces” a
conductas no funcionales que el niño/a las que el niño se aferra y repite una y
otra vez, y de no ser así se desencadena una conducta inadecuada como puede ser
una rabieta.
Algunos ejemplos son:
querer ponerse siempre la misma camiseta, o comer siempre con la misma cuchara,
hacer siempre el mismo camino para ir al cole, sentarse en el mismo sitio para
ver la tele, colocar una y otra vez el mismo objeto en un determinado lugar,
etc.. .
Objetivo: Reducir y/o extinguir una
conducta “rígida”
Que hacer:
Seguro que ya conocéis a
vuestro hijo lo suficiente como para anticipar que se va a producir una
conducta “rígida”. Es más, a menudo es su propio entorno el que la mantiene
para evitar que se produzca una rabieta. Pues bien, aprovechemos esta información
para anticiparnos a la rigidez y trabajarla.
Vamos a diferenciar dos
formas de anticipación:
1. La rigidez ya existe, ya sabemos que va a ocurrir si el niño/a no
cumple con su ritual, pero hoy hemos decidido que nos vamos a enfrentar a ello.
Debemos utilizar lo que llamamos reforzamiento diferencial, es decir, yo ya sé que lo
que va a ocurrir ahora va a provocar una queja en el niño/a, de manera que me
voy a anticipar y voy a distraer la atención de mi hijo/a con alguna
demanda que voy a reforzar. De esta manera estamos provocando una situación
reforzante alternativa para el niño/a que haga que o bien se olvide de su
rigidez o bien le merezca más la pena por lo reforzante que
es, que empezar con una rabieta.
Ejemplos: si el niño/a siempre quiere el mismo plato para comer,
podemos cambiarlo y poner su comida preferida en otro diferente provocando así
que sea más atractivo comer que tener una rabieta por cambiar el plato.
Otro ejemplo, si el niño/a siempre quiere ir por el mismo camino, escogeremos
un reforzador potente y lo utilizaremos para redirigirle hacia otro camino y
reforzarle por ello.
2. Otra forma de anticipación sería el
intentar evitar que el niño/a llegue a tener la rigidez. Es decir, si ya
sabemos de la tendencia del niño/a a tener
determinadas rigideces, hacer su entorno y su día a día lo
suficientemente variable de forma que así evitemos que aparezca la “rigidez”. A
veces no nos damos cuenta de que somos nosotros mismos los que hemos creado un
patrón repetitivo de conducta, hasta que un día se rompe y comprobamos que
nuestro hijo/a no lo tolera. Por eso hay que estar atentos y anticiparnos a no
crear estas rutinas.
Ejemplos: subir y bajar de casa a veces
por el ascensor, a veces por las escaleras; a veces no ponemos el pijama antes
de cenar y otras después; etc…
No debemos olvidar: Reforzar que el niño/a tolere que cambiemos
algo que él o ella quiere mantener y trabajar para evitar que se creen nuevas
rutinas y rigideces.
Este tipo de conductas cuando aparecen, es
recomendable que se trabajen y no evitar el enfrentarnos a ellas, ya que eso
solo generará que se afiancen aún más ya que se irá una pero aparecerá otra y
si no se trabajan cada vez tendrán una mayor frecuencia e intensidad.
Muy interesante, lo pondre en practica a ver que tal se me da.
ResponderEliminarEs verdad que no nos damos cuenta pero generan manias sin parar
Gracias.