domingo, 15 de noviembre de 2015

Un perro en la terapia

Cada vez va siendo más habitual oír hablar o incluso ver a los perros en las terapias. Comprendemos que son muchas las dudas que deben generar acerca de lo que estos animales aportan y cuál es su verdadero papel. Por eso, queremos desde aquí explicar en qué consiste exactamente eso de que un perro intervenga en la terapia.

Hemos de señalar que los perros pueden trabajar en diversos ámbitos y con distintos colectivos: ciegos, sordos, tercera edad, pacientes internados, etc… pero aquí vamos a centrarnos únicamente en la labor que desempeñan en las terapias de niños con autismo.

En 1998 François Martin realizó un estudio en el que demostró que los perros pueden llamar la atención de los niños con autismo más que los objetos inanimados. Teniendo en cuenta que una de las áreas más perjudicadas en estos niños es la vinculación afectiva y su especial interés por los objetos inanimados, el perro se convierte en un factor que favorecerá una mayor conexión con su entorno.

El perro en sí mismo, no constituye ninguna terapia, sino que es un instrumento más que se utiliza en la misma, es un vehículo de mediación entre el terapeuta y el niño. Una herramienta de motivación por la que el niño será capaz de realizar tareas que no se darían sin la presencia del perro.

Algunos de los beneficios de una terapia asistida con perro en autismo son: el aumento de la interacción social, la disminución de las conductas agresivas y autoestimulatorias y el incremento de las conductas de juego y del uso del lenguaje.

Toda terapia asistida por animales tiene unos objetivos y programación específica que han sido previamente diseñados por el/la terapeuta y consensuados con el/la técnico que a su vez deberá entrenar al perro para que esté preparado para desempeñar su tarea.

Algunos de los objetivos que se trabajan dentro de la terapia asistida con perros en autismo son:
-         Contacto ocular
-         Habilidades de comunicación verbal y no verbal
-         Socialización en cuanto a la comprensión de emociones sobre la interacción
-         Aprendizaje y respeto de normas
-         La atención
-         Habilidades de psicomotricidad fina y gruesa
-         Estimulación sensorial (texturas, temperatura,…)
-         Reducción de conductas estereotipadas y/o disruptivas
-         Tolerar tiempos de espera y momentos de transición
-         Comida
-         Conocimiento y distinguir partes del cuerpo

Generalmente, una vez que se ha establecido el vínculo afectivo entre el niño y el perro, la mayor recompensa suele ser el poder sacarlo a pasear. Este paseo merece una especial mención, primero por lo que podemos conseguir de un niño motivado por querer salir a pasear que se esforzará al máximo en la tarea que tenga por delante para conseguirlo, y luego una vez salimos por todas las cosas que podemos trabajar durante el mismo, por ejemplo: caminar de manera apropiada, conocer y distinguir el significado de los colores de las luces de los semáforos, aprender a utilizarlos, tolerar tiempos de espera, y algo muy importante como el evitar las fugas.


"Los animales simbolizan el hecho de ser aceptado exactamente por ser quién es" (Becker, 2003)

" A través del sentido del tacto, los niños empiezan a acceder al animal y a través del animal, al mundo" (Levinson & Mallon, 1969)

1 comentario:

  1. Hola buenos días,me gustaria dejar un comentario,como mama de un niño con autismo que recibe tratamiento con perros. Para mi el beneficio es fabuloso,pues trabaja muchos campos que estos niños tienen afectados como,la comunicacion,lo social y el tocar diferentes texturas y temperaturas en las distintas partes del cuerpo del animal,por no hablar de lo rapido que crean un bonito vinculo con ellos

    ResponderEliminar