domingo, 20 de septiembre de 2015

Los desórdenes sensoriales en el autismo

El cerebro de una persona con autismo, procesa la información de forma diferente a como lo hacemos el resto de las personas. No hay un patrón único, y cada uno de ellos puede hacerlo de forma diferente, y tener afectadas varias áreas, una sola, o incluso todas a la vez.

Los órganos sensoriales que reciben la información del exterior (ojos, oídos, etc...) superan satisfactoriamente cualquier revisión, la distorsión se produce a nivel cerebral, los circuitos neuronales que interpretan dicha información son los que se ven alterados, es el procesamiento de dicha información el que no es correcto.

Esto da lugar a que muchas de las conductas de las personas con autismo nos parezcan extrañas, pero son reacciones a una entrada de información sensorial excesiva o distorsionada.

A continuación, os dejamos algunos ejemplos contados por personas con autismo,  extraídos del libro "Pensar con imágenes. Mi vida con el autismo" de Temple Grandin:

Trastornos auditivos

- Aunque los tipos de ruido molestos varían de una persona a otra, los ruidos fuertes pueden llegar a causar auténtico dolor: una aspiradora, explotar un globo, una taladradora, el eco del gimnasio del colegio, etc... Los sonidos agudos y estridentes suelen ser los que más molestan. 




- Por contra, otras personas con autismo, pueden parecer sordas, y responden a unos sonidos y a otros no.

- La autora relata como si un ruido la distrae, capta por completo toda su atención y le cuesta mucho volver a lo que estuviera haciendo.

- "En lugares ruidosos no entiendo cuando la gente habla porque no puedo eliminar el ruido de fondo" Temple Grandin.

- Algunos niños con autismo no pueden centrar la atención en el lenguaje hablado, deducen lo que la gente quiere observando los gestos y/o el contexto.

- Donna Williams relata que de niña le costaba ver como un todo las palabras y la entonación o tono del habla. Creía que la propia entonación constituía el mensaje. Si se fijaba en la entonación, no oía las palabras.

- Therese Joliffe cuenta que tardó en entender para qué servía el habla, para ella no tenía mayor relevancia que otros sonidos. Para descubrir que poseía un significado, tuvo que ver las palabras escritas en papel. Después de verlas, empezó a reconocerlas en el lenguaje hablado.

- En algunas personas con autismo los circuitos cerebrales que sirven para cantar pueden estar más preservados que los que sirven para hablar. Es posible que el ritmo musical ayude a estabilizar el procesamiento auditivo e intercepte los ruidos perturbadores. Therese Joliffe nos dice que tarareaba para no oír ruidos molestos.

- Adultos que fueron ecolalicos de niños (repetían una y otra vez las mismas palabras), cuentan que, cuando lo hacían, no tenían ni idea de que las palabras significaban algo. Creían que la comunicación estaba en el tono de la voz.

Trastornos visuales

- Puede ocurrir que a las personas con autismo les cueste percibir la profundidad y bajar las escaleras.

- Una pequeña deficiencia en el procesamiento sensorial aumenta la atracción hacia ciertos estímulos como pueden ser los colores brillantes, objetos en movimiento que estimulan la vista, cosas fluorescentes, juguetes con luces, el abrir y cerrar de las puertas de un centro comercial,... mientras que un defecto mayor en el procesamiento sensorial visual puede llevar a otro niño a temer o evitar los mismos estímulos.

- Algunos de los conflictos de las personas con autismo con el contacto ocular puede deberse simplemente a la intolerancia al movimiento de los ojos de otra persona.

- Procesar la información visual de forma distorsionada podría explicar por qué algunos niños con autismo prefieren la visión periférica y por eso miran de reojo.

- La luz fluorescente puede causar graves perturbaciones porque pueden ver el parpadeo de sesenta ciclos.

Olfato y gusto

- A muchos niños con autismo les gusta oler las cosas, y el olfato puede proporcionarles información más fiable sobre su entorno que la vista o el oído.

- Muchos de los problemas con la alimentación suelen tener un origen sensorial: no soportan la textura, el olor, el sabor o el ruido de la comida en la boca.


Para más información os recomendamos leer el libro: "Pensar con imágenes. Mi vida con el autismo" de Temple Grandin. Editorial ALBA

1 comentario:

  1. Hola!! me parece una información muy interesante y nos ayuda un poco más a entender a nuestros pequeños con TEA y intentar saber un poco lo que piensan..
    Muchas gracias.

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