Mi camino con la terapia ABA y
con estos niños ha empezado hace relativamente poco, sin embargo, he de decir
que son numerosos los cambios positivos que he podido observar y ser partícipe
de ellos, tanto en los niños, como en sus familias.
Querría destacar la importancia
de la participación de las familias, para establecer objetivos juntos, para
intentar transmitirles y ayudarles a manejar las situaciones difíciles que
puedan darse con sus hijos, así como mostrarles y transferirles cómo aprenden
para que ellos puedan brindarles también las oportunidades adecuadas de
aprendizaje. Es difícil hacer que los padres dejen de lado su instinto paternal,
y entiendan o actúen como analistas de conducta, pero la formación de padres es
muy importante a la hora de generalizar aprendizajes de los niños en contextos
naturales, en que les ayudemos a manejar ciertas estrategias y recursos que
muchas veces ellos mismos exigen y necesitan por ciertas conductas que
manifiestan sus hijos.
Es por ello que la colaboración,
la implicación, la constancia y perseverancia de la terapia ABA no sólo se basa
en los terapeutas y los niños, sino de todo el entorno que los rodea, y los
padres son la pieza fundamental. También mencionar que es posible que los
avances en la terapia puedan verse afectados si no existe dicha colaboración,
por lo que pensemos en los niños y trabajemos juntos, abran sus mentes para
entender e intentar practicar también esta terapia, que puede ayudar a entender
muchas conductas de sus hijos y poder anticipar ciertos comportamientos.
En cuanto a mi experiencia, he de
decir, y creo que puedo hablar por todos los que nos dedicamos a este ámbito,
que aunque suene a tópico, nos sentimos realizados y recompensados por todas
esas sonrisas, gestos, caricias que nos han dado alguna vez o cualquier forma
en que esos niños se expresan, que sabemos interpretar y valorar.
Alexandra L. Santillana
Terapeuta ABA
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