martes, 6 de junio de 2017

Qué nos pediría un niño con autismo (Àngel Rivière)

Ángel Rivière ha sido uno de los psicólogos españoles especializados en autismo más destacados a nivel internacional. Fue catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, entre otros muchos cargos. Su legado comprende numerosos estudios y publicaciones acerca de los TEA (trastornos del espectro autista), y lo que es más importante, una nueva perspectiva, más humana y próxima, desde la que entender, tratar y vivir con un niño con TEA.

A continuación se exponen sus conocidos 20 postulados que nos diría un niño con autismo:

1- Ayúdame a comprender. Organiza mi mundo y facilítame que anticipe lo que va a suceder. Dame orden, estructura mi mundo y evítame el caos.

2- No te angusties conmigo, porque me angustio. Respeta mi ritmo. Siempre podrás relacionarte conmigo si comprendes mis necesidades y mi modo especial de entender la realidad. No te deprimas, lo normal es que avance y me desarrolle cada vez más.

3- No me hables demasiado, ni demasiado deprisa. Las palabras son “aire” que no pesa para ti, pero pueden ser una carga muy pesada para mí. Muchas veces  no son la mejor manera de relacionarte conmigo.

4- Como otros niños. Como otros adultos, necesito compartir el placer y me gusta hacer bien las cosas, aunque no siempre lo consiga. Hazme saber, de algún modo, cuando he hecho las cosas bien y ayúdame a hacerlas sin fallos. Cuando tengo demasiados fallos me sucede lo que a ti: me irrito y termino por negarme a hacer las cosas.

5- Necesito más orden y anticipación en las acciones. Tendremos que negociar mis rituales  para poder convivir.

6-Me resulta difícil comprender el sentido de muchas de las cosas que me piden que haga. Ayúdame a entenderlo. Trata de pedirme cosas que puedan tener un sentido concreto y descifrable para mí. No permitas que me aburra o permanezca inactivo. 

7-No me invadas excesivamente. A veces, las personas sois demasiado imprevisibles, demasiado ruidosas, demasiado estimulantes. Respeta las distancias que necesito, pero sin dejarme solo. 

8- Lo que hago no es contra ti. Cuando tengo una rabieta o me golpeo, si destruyo algo o me muevo en exceso, cuando me es difícil atender o hacer lo que me pides, no estoy tratando de hacerte daño. Ya que tengo un problema de intenciones, ¡no me atribuyas malas intenciones!.

9- Mi desarrollo no es absurdo, aunque no sea fácil de entender. Tiene su propia lógica y muchas de las conductas que llamáis "alteradas" son formas de enfrentar el mundo desde mi especial forma de ser y percibir. Haz un esfuerzo por comprenderme.

10- Las otras personas sois demasiado complicadas. Mi mundo no es complejo y cerrado, sino simple. Aunque te parezca extraño lo que te digo, mi mundo es tan abierto, tan sin tapujos ni mentiras, tan ingenuamente expuesto a los demás, que resulta difícil penetrar en él. No vivo en una "fortaleza vacía", sino en una llanura tan abierta que puede parecer inaccesible. Tengo mucha menos complicación que las personas que os consideráis normales.

11- No me pidas siempre las mismas cosas ni me exijas las mismas rutinas. No tienes que tener tú autismo para ayudarme. El que tiene autismo soy yo, ¡no tú!.

12- No sólo tengo autismo. También soy un niño, un adolescente, o un adulto. Comparto muchas cosas de los niños, adolescentes o adultos a los que llamáis "normales". Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa. 

13- Merece la pena vivir conmigo. Puedo darte tantas satisfacciones como otras personas, aunque no sean las mismas. Puede llegar un momento en tu vida en que yo, que tengo autismo, sea tu mayor y mejor compañía. 

14- No me agredas químicamente. Si te han dicho que tengo que tomar una medicación, procura que sea revisada periódicamente por el especialista. 

15- Ni mis padres ni yo tenemos la culpa de lo que me pasa. Tampoco la tienen los profesionales que me ayudan. No sirve de nada que os culpéis unos a otros. A veces, mis reacciones y conductas pueden ser difíciles de comprender o afrontar, pero no es por culpa de nadie. La idea de "culpa" no produce más que sufrimiento en relación con mi problema. 

16- No me pidas constantemente cosas por encima de lo que soy capaz de hacer. Pero pídeme lo que puedo hacer. Dame ayuda para ser más autónomo, para comprender mejor, pero no me des ayuda de más. 

17-  No tienes que cambiar completamente tu vida por el hecho de vivir con una persona con autismo. A mí no me sirve de nada que tú estés mal, que te encierres y te deprimas. Necesito estabilidad y bienestar emocional a mi alrededor para estar mejor. Piensa que tu pareja tampoco tiene culpa de lo que me pasa. 

18- Ayúdame con naturalidad y sin convertirlo en una obsesión. Para poder ayudarme tienes que tener tus propios momentos de descanso o dedicación a aquello que te gusta. Acércate a mí, no te vayas, pero no te sientas como si llevaras una pesada carga a tus espaldas. En mi vida he tenido momentos malos pero puedo estar cada vez mejor.

19- Acéptame como soy. No condiciones tu aceptación a que deje de tener autismo. Sé optimista sin hacerte "novelas". Mi situación normalmente mejora, aunque por ahora no tenga curación. 

20- Aunque me sea difícil comunicarme o no comprenda las sutilezas sociales, tengo incluso algunas ventajas en comparación con los que os decís "normales".
Me cuesta comunicarme, pero no suelo engañar. No comprendo las sutilezas sociales, pero tampoco participo de las dobles intenciones o los sentimientos peligrosos tan frecuentes en la vida social. Mi vida es satisfactoria si es simple, ordenada y tranquila. Si no se me pide constantemente y sólo aquello que más me cuesta. Tener autismo es un modo de ser, aunque no sea el normal. Mi vida con autismo puede ser tan feliz y satisfactoria como la tuya "normal".
En esas vidas, podemos llegar a encontrarnos y compartir muchas experiencias.


Dedicado a todos aquellos (familiares y profesionales) que a diario tratamos con algún niñ@ con TEA


2 comentarios:

  1. siendo profesor de auto escuela, un día una amiga y vecina me dijo, Manuel tu crees que mi hijo podrá conducir, yo le conteste, tu hijo será lo que el quiera siempre que sea el que lo decida sin sentirse presionado por nada ni por nadie, un día le ofrecí si quería ver como daba explicaciones en la clase de teóricas, entro sin decir nada a nadie y cuando termine ese día se fue tal y como entro sin decir nada, pero cual fue mi asombro que al día siguiente ala misma hora se sentó en el mismo sitio que avía estado, pasaron unos 30 días y cuando estaba dando exámenes de control sin medir palabra alargo la mano y me pidió uno de los exámenes el cual sin mas preámbulos ni preguntas se lo proporcione, al cabo de 20 minutos me lo entrego el cual se lo corregí delante suyo pues no se aparto ni un momento durante el tiempo que duro la revisión ,para mi fue de gran sorpresa que de las cuarentas preguntas no avía cometido ni un solo fallo, podría seguir explicando la satisfacción que pude sentir de comprobar que todos los seres humanos necesitan su propia libertad.

    ResponderEliminar
  2. Qué bonita historia, muchas gracias por compartirla. No puedes tener más razón.

    ResponderEliminar