Si tuviera que definir en pocas
palabras que es autismo, no podría. Puedo explicaros como son los chicos y
chicas que han pasado por mi vida, casi todos pequeñitos, pero alguno que otro más
mayor. Cada uno con déficits (algunos no me miraban, otros no señalaban, otros
no reían) que intentaba trabajarlos en las sesiones para que adquirieran dichas
habilidades. Mis chicos también presentaban excesos conductuales como por
ejemplo: alguno aleteaba, otro daba saltitos, alguno emitía ecolalias. En estos
casos lo que intentaba es aplicar un programa conductual para disminuir estas
conductas en la medida de lo posible.
Para mi ABA es motivación y
refuerzo. Cuando consigo captar los intereses de cada uno de mis alumnos,
establezco un sistema de motivación, refuerzo sus conductas adecuadas y sus
respuestas correctas con sus cosas favoritas: a unos les encantan las tortas de
arroz, a otros los catálogos de juguetes, a otros las canciones o las
cosquillas con plumas. Poco a poco voy explorando nuevos refuerzos y las
sesiones se convierten en un juego, en el que hay que trabajar duro, pero las
recompensas merecen el esfuerzo que hacen mis pequeños por aprender.
ABA es análisis de conducta.
Cada alumno tiene una programación individualizada, para ello, intento
coordinarme con el cole para trabajar todos con el mismo rumbo. Las familias yo
fijamos pequeños objetivos y vamos avanzando habilidades. Todo queda registrado y plasmado
en un libro de gráficas que repaso con los padres cada trimestre. Es una herramienta
que me permite trabajar todos los aspectos de la vida de mis pequeños, como el
arte, la autonomía, la escritura, las imitaciones, habilidades sociales,
habilidades de ocio, el lenguaje, las matemáticas y el seguimiento de
instrucciones.
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