Desde la primera sospecha, hasta que la familia recibe un diagnóstico de TEA (trastorno del espectro autista) pueden pasar desde algunos meses, hasta años.
El diagnóstico de TEA es sin duda uno de los más desconcertantes que puede recibir una familia. Tras él y debido a la poca información que actualmente existe sobre las verdaderas causas, asaltan un montón de preguntas como: ¿qué ha podido pasar? ¿qué futuro le espera a mi hijo/a? ¿llegará a hablar algún día? ¿qué puedo hacer? ¿servirá de algo o haga lo que haga al fin y al cabo tendrá autismo toda su vida?
Diagnosticar el autismo no es tarea fácil, los criterios van cambiando y debido a que nos movemos dentro de un espectro, un continuo, ningún niño/a es igual a otro/a, y aunque comparten síntomas, cada uno de ellos tendrá un desarrollo diferente.
Aunque el autismo es un trastorno neurológico, se diagnóstica a través de observación del conducta del niño/a. Las pruebas que se les realiza: genéticas, neurológicas, análisis de sangre, etc... se utilizan como medio para descartar otros diagnósticos, como por ejemplo un síndrome genético, que comparta rasgos con el autismo pero que descarte un TEA.
En la actualidad los criterios diagnósticos del autismo están recogidos en la última versión del manual de diagnóstico, el DSM V. Y entre los profesionales hay digamos dos vertientes, los que consideran las diferentes categorías del autismo como entidades claramente diferenciadas: TGD (trastorno generalizado del desarrollo), síndrome de Asperger, trastorno desintegrativo y autismo. Y aquellos que defienden un gran continuo que va desde los que tienen un bajo rendimiento hasta los que son de alto funcionamiento, dependiendo de las habilidades cognitivas que estén más o menos desarrolladas y/o adquiridas o preservadas.
En lo referente a un pronóstico, ningún profesional que se precie os podrá decir nunca a ciencia cierta, cual será el futuro de vuestro/a hijo/a. Todo dependerá principalmente de dos cuestiones:
- ¿Cual es la causa que lo ha originado? Aquí es donde por el momento menos información veraz tenemos y por lo tanto más incertidumbre genera. Vuestro/a hijo/a ha nacido con autismo y lo tendrá el resto de su vida. Si pudiéramos saber la causa quizá se podría diagnosticar en función de la misma, su grado de afectación y con él saber si llegará a tener más o menos capacidades cognitivas.
- La intervención temprana. Si hay algo en lo que la mayoría de profesionales que trabajan con niños y niñas con trastorno del desarrollo están de acuerdo es en que una vez detectados los primeros síntomas, cuanto antes se produzca la intervención, mejores resultados se obtendrán y mejor será el pronóstico de ese niño/a.
La combinación de estas dos variables, será la que de como resultado el futuro de vuestro hijo/a. Así por ejemplo, un niño/a que nazca con un grado de afectación mayor, pero que reciba una intervención terapéutica adecuada de forma temprana, puede llegar a tener un mayor rendimiento que uno que ha nacido con capacidades más preservadas pero que no reciba intervención a tiempo. O un niño/a que tenga una afectación mayor tendrá siempre peor pronóstico que otro/a que tenga menos aún recibiendo la misma cantidad y calidad de terapia.
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