" Es curioso, pero mi hijo ha aprendido a decir pipi para ir al baño en casa, pero en el colegio es incapaz de hacerlo" ¿Por qué ocurre esto? A menudo los padres nos hacen este tipo de comentarios, es frecuente encontrarnos con que los niños sean capaces de realizar una serie de logros en un lugar y no en otros. Para dar explicación a este hecho, tenemos que hablar de la generalización.
Podemos definir la generalización como la transferencia de un aprendizaje que se realiza en un contexto a otro contexto diferente del original. Por ejemplo, siguiendo el caso de la frase inicial, sería la transferencia del aprendizaje de control de esfínteres de casa al colegio.
La modificación de los estímulos, las personas o los contextos pueden hacer que aprendizajes ya adquiridos dejen de tener respuesta o se produzca un aumento en el número de errores. Este fenómeno, no solo se da en los niños con trastornos del desarrollo, también lo encontramos en el desarrollo típico, por ejemplo cuando el niño se enfrenta al reconocimiento de palabras escritas en letra impresa o manuscritas. Pero la diferencia radica en que si bien el niño con desarrollo típico aprenderá a realizar dicha generalización a lo largo de su evolución, al niño con trastorno del desarrollo tendremos que enseñárselo a través de la terapia. Así, cada aprendizaje nuevo, tendrá una fase de enseñanza, tras la cual llegará la fase de generalización, no dándose por adquirido hasta que no se dé la superación de la misma.
La generalización en terapia se trabaja de forma programada y de múltiples maneras, por ejemplo: modificando la complejidad de los estímulos, cambiando de contexto, cambiando de personas, etc...
La generalización en terapia se trabaja de forma programada y de múltiples maneras, por ejemplo: modificando la complejidad de los estímulos, cambiando de contexto, cambiando de personas, etc...
Además, siempre que trabajamos con niños con trastornos del desarrollo se ha de tener en cuenta un fenómeno relacionado con la generalización denominado "sobreselectividad estimular" o "atención selectiva". En los años 70 Loovas realizó el siguiente experimento: enseñó a niños con desarrollo típico y a niños con trastorno del desarrollo a discriminar entre figuras masculinas y femeninas. Después del entrenamiento se comprobó que los niños de desarrollo típico discriminaban las figuras en base a una gran gama de estímulos, mientras que los niños con trastornos del desarrollo lo hacían pero teniendo sólo un rasgo en cuenta, por ejemplo, el calzado o el pelo. Por lo tanto, si se suprimía ese rasgo, el niño con trastorno del desarrollo fallaba en la discriminación, mientras que el niño con desarrollo típico continuaba discriminando las figuras ya que se basaba en otros rasgos o en el conjunto de los mismos.
Este fenómeno, hace que el trabajo del terapeuta sea complejo, ya que además de las características únicas y particulares de cada niño, ha de tenerlo muy en cuenta a la hora de la programación y planificación de la generalización de las habilidades que estemos enseñando.
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