lunes, 9 de enero de 2017

La familia: una pieza clave

Cuando se lleva a cabo una intervención con terapia ABA es fundamental que por parte de la familia haya un compromiso firme de ser parte activa de la misma. Es una de las piezas claves para que la terapia sea efectiva. La familia sois  quien mejor conocéis a vuestro hijo y quien más horas pasáis con él, por eso necesitamos una involucración en el proceso de tratamiento con dos objetivos fundamentales, incrementar el número de horas de terapia y conseguir un mantenimiento de las habilidades adquiridas en sesión con el terapeuta.

La terapia ABA está fundamentada en una serie de contingencias, os pondremos un ejemplo, imaginemos que uno de los objetivos que nos hemos marcado  en terapia sea trabajar la disminución de conductas inapropiadas (gritos, llanto, golpes...) del niño. Durante la sesión, la terapeuta va a aplicar una serie de procedimientos para que la reducción de estas conductas sea efectiva. Para ello, es necesario que una vez la sesión haya finalizado, la familia continúe aplicando esos mismos procedimientos, ya que de lo contrario el niño continuará teniendo dicha conducta y no habrá un avance positivo en nuestros objetivos.

Lo que buscamos en la terapia es que lo trabajado durante las sesiones de entrenamiento con el niño, la adquisición de nuevas habilidades y mejoras en su comportamiento sean mantenidas y generalizadas a su vida cotidiana. En definitiva, que tengan una funcionalidad, y por ello necesitamos que la familia participe.


Para conseguir que la familia aprenda, dentro de las horas totales de la terapia se establecerán unas horas de entrenamiento y formación a familiares directos del niño. Comenzaremos con una charla de introducción a los diferentes conceptos y procedimientos que aplicamos en la terapia. Posteriormente, se establecerá una agenda de programación para ir introduciendo a los diferentes miembros de la familia poco a poco e ir marcando objetivos alcanzables. Esto se desarrollará de la siguiente manera, en primer lugar, se establecerá un periodo de observación directa (los padres observarán el trabajo de la terapeuta) y en segundo lugar, se hará un entrenamiento a los padres de los programas  establecidos. El objetivo es aplicar lo aprendido, siempre con supervisión por parte de la terapeuta, primero en sesión y después periódicamente, por ejemplo, a través de grabaciones.

Una familia involucrada y formada puede hacer que las rutinas diarias sean nuevas oportunidades de aprendizaje, convirtiendo el día entero parte del proceso de la terapia. Además, a medida que avancéis en vuestro aprendizaje, el tiempo que paséis al lado de vuestro niño será cada vez de mayor calidad.

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