Aunque parezca un tópico, entrar en contacto con ABA cambio mi vida!!!.
Parece una afirmación muy drástica, pero fue lo que ocurrió. Aunque soy licenciada en Psicología, trabajaba en un
banco y aburrida de mi trabajo, decidí buscar algo relacionado con mi carrera,
y entonces llego ABA…
Encontré un master que formaba en terapia ABA para niños con trastornos del
desarrollo y decidí probar, y ahí encontré lo que quería hacer. Durante el
tiempo de prácticas me fui dando cuenta de cómo realmente se van consiguiendo
avances día a día, como los niños mejoran aunque con mucho trabajo y mucha
tenacidad.
Una de las cosas que más me convenció de esta terapia es como se individualiza
para cada niño en función de sus habilidades, no hay recetas, ni nos interesan
las etiquetas, para empezar a trabajar con un niño solo nos interesa que
habilidades tiene y cuales no y en función de eso preparar un itinerario
personalizado.
Como tanto el niño como la terapia en sí están en constante cambio para
adaptarse a los avances, es importante tratar de que el niño esté
constantemente motivado, lo que hará que produzca un progreso positivo, que a
su vez motiva a los terapeutas y a los padres que ven como su hijo mejora.
La terapia ABA es mucho trabajo, constancia y máxima implicación por parte
de todos, pero también es motivación y alegría cuando vamos consiguiendo los
objetivos, como cuando un niño dice su primera palabra o hace su primer puzzle.
Celia Villoslada Díaz de Rojas
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