domingo, 31 de enero de 2016

Programa de integración ABA en el colegio. El Aula (II) y El Recreo

Para la intervención en el aula además del sombreado, se pueden utilizar también los contratos conductuales, que ayudarán con el proceso del desvanecimiento de la terapeuta. De este modo, por ejemplo, podríamos establecer un contrato en el que por cada 5 minutos de trabajo correcto, sin ayudas, el alumno recibe un premio. Según se vaya cumpliendo con el contrato, se irá aumentando el tiempo que el alumno debe permanecer trabajando correctamente a la vez que vemos desvaneciendo la presencia de la terapeuta. El contrato conductual una vez que este correctamente establecido, puede pasar a quedar bajo el control de la maestra del aula. Con estos contratos podemos controlar tanto el tiempo de trabajo como las conductas disruptivas (He trabajado en silencio, he levantado la mano, he permanecido sentado, etc…).

Además de este tipo de contratos, una vez que la intervención está avanzada y el sistema está bien implementado podemos también utilizar uno que se revise al final al final del día. Este contrato tendría las conductas a cumplir, todas especificadas y claramente definidas. Lo podría controlar la maestra del aula, de tal forma que por ejemplo pondría una pegatina en la agenda si ha cumplido con el contrato para que al llegar a casa reciba el premio. El inconveniente de este contrato es que el reforzador es muy demorado, por lo que es importante que el alumno entienda correctamente las contingencias.

Fuera de la intervención en el aula, podemos realizar diferentes tipos de trabajo, como la intervención con la comida, si fuera necesario o bien intervención durante el recreo ya que es una muy buena oportunidad para trabajar las interacciones sociales con iguales.

A la hora del recreo, podemos aprovechar y trabajar diferentes tipos de interacciones de juego, dependiendo de las edades podrían ser: juego en grupo (fútbol, pilla-pilla, escondite…), juego simbólico (cocinitas, mamas y papas), juego cooperativo, etc…

Para que la intervención tenga éxito, es importantísima la colaboración de todos los profesores y del resto del personal del centro escolar, además de la autorización de los padres para que podamos incluir a sus hijos en nuestra terapia.

Gracias a todo esto, se pueden conseguir grandes avances dentro del ámbito escolar.
Celia Villoslada Díaz Rojas

lunes, 25 de enero de 2016

Programa de integración ABA en el colegio. El aula (I)

Antes de plantear una integración en el aula de referencia es importante que el alumno haya adquirido una serie de habilidades prerrequisitas que le permitan trabajar al mismo nivel que sus compañeros.

El método ABA, trabaja principalmente con la división de tareas aún complejas y/o abstractas tales como el lenguaje comunicativo, en una serie de pasos jerárquicos; cada uno de los cuales  es prerrequisito para adquirir el siguiente. De esta forma, conseguimos crear un ambiente de trabajo estructurado, para facilitar el aprendizaje. El niño es premiado por la superación de cada pequeño paso, sobre todo al principio de la intervención para mantener altos los niveles de motivación.

Dependiendo de la edad del alumno y de los objetivos del aula de referencia, serán necesarias unas habilidades prerrequisitas u otras, como por ejemplo permanecer sentado en la silla, colorear, recortar o escribir. Una vez establecido los objetivos, se trabajaran primero en casa mediante el “uno a uno” hasta que queden adquiridas. Es necesario antes de poder realizar la integración, que el alumno esté bajo control instruccional y responda de forma fluida a la terapeuta. Después empezaremos a trabajar en condiciones similares a las que se trabaja en el colegio, es decir, haremos simulaciones de situaciones que se trabajan en el aula, como por ejemplo el tiempo de la asamblea, como debe estar sentado, como levantar la mano para preguntar o responder cuando el maestro le pregunte. Una vez que estos pasos queden establecidos, podemos iniciar la integración en el aula de referencia. También haremos simulaciones del tiempo de trabajo con fichas, adaptadas a su edad y lo más parecidas que se pueda a las que estén utilizando en la clase, para que el alumno se acostumbre al método de trabajo y le podamos facilitar estrategias en caso de que sea necesario. Todo este trabajo se realizara mediante la técnica del sombreado y de la ayuda física.

El sombreado es una técnica que consiste en seguir los movimientos del alumno muy cerca con las manos, sin tocarle. El maestro después incrementa la distancia de sus manos con respecto al alumno. Al hacer el sombreado, podemos inmediatamente usar ayuda física en cuanto el alumno no responda o responda incorrectamente.

Las ayudas son estímulos que aumentan la probabilidad de que una conducta específica ocurra ante un estímulo específico, y por tanto pueda ser reforzada  aumentando así la probabilidad de que la próxima vez que se presente el estímulo el niño lo haga. Las ayudas físicas, dentro de que son las más intrusivas pues requieren del contacto físico, evitan que se cometan errores al principio y son las más utilizadas en programas de autonomía, ya que al darse la ayuda desde detrás del alumno, son más fáciles de desvanecer y eliminar cuando ya no son necesarias.

Dependiendo del nivel del alumno y de los objetivos, también debemos establecer si el alumno va a estar presente durante toda la jornada escolar o sólo durante una parte de ella y si es necesario un tiempo de trabajo “uno a uno” tanto dentro del horario escolar como posteriormente en la casa para reforzar el trabajo dentro del aula. 

Durante el tiempo que el alumno esté siguiendo la clase, se le mantiene con el resto del grupo realizando las tareas que la maestra proponga. La estructura de la sesión normalmente se suele dividir en Asamblea, Trabajo en clase, Recreo, Comida y Trabajo en clase de nuevo, pero esto podría variar en función de los colegios. La terapeuta utilizará el sombreado para interferir lo menos posible en el funcionamiento normal de la clase y favorecer el desvanecimiento posterior hasta conseguir que el alumno pueda permanecer sólo, sin ayudas para realizar el trabajo escolar.

Al principio de la intervención, la terapeuta se mantiene detrás del alumno para poder evitar escapes, ayudar en los momentos en los que el alumno no responde o en caso de que necesite ayuda con el trabajo que está realizando. Poco a poco la terapeuta se irá desvaneciendo, hasta que ya no sea precisa la presencia física en el aula, que será señal de que el alumno está integrado correctamente.

Celia Villoslada Díaz Rojas




domingo, 17 de enero de 2016

Experiencia de una terapeuta ABA

Mi nombre es Sara, tengo 30 años y soy Psicóloga especializada en discapacidad…y a estas alturas casi todos los que formáis parte de la pieza del puzzle ya sabéis quién soy. Hace más o menos de un año, por estas fechas, entre a formar a parte de este centro. Siempre había querido enfocar mi actividad profesional a este sector y la verdad, es que no se me pudo presentar mejor oportunidad.

Anteriormente, había tenido contacto con este mundo en otros centros o colegios…y sinceramente, había terminado decepcionada, no era lo que buscaba, no quería trabajar así, no quería volverme un profesional acomodado, que se acostumbra a su trabajo y hace lo mínimo,  simplemente pasa las horas, dando como resultado, como pude comprobar, niños que no avanzan, evolucionan o aprenden. Con esto, por supuesto, no quiero decir que todas las personas que trabajan en este mundo actúen igual, porque no sería justo ni real.

Pero a pesar de todo, lo primero que me llamó la atención de los niños de la pieza del puzzle era que su capacidad para aprender y avanzar de manera espectacular con el método ABA, con el que trabajan Manuela e Ingrid.

Para mí, lo fundamental de esta forma de trabajar es la individualidad que hay con cada niño. Desde el primer momento en que una familia se pone en contacto con el centro, todos los pasos llevados a cabo están especificados a las capacidades que presenta ese niño en concreto. Nunca se trabaja de la misma manera con dos niños, y si se está haciendo algo que no da resultados, se busca la manera de llegar hasta él. 

Hay una constante motivación y preocupación por el avance de cada niño. La realidad es que Manuela e Ingrid son un par de profesionales “como la copa de un pino”, como solemos decir por mi tierra,  de las que he aprendido y sigo aprendiendo cada día. Tengo que decir que por su parte hay una gran supervisión hacia cada niño, hacia sus logros y hacia cualquier material y contenido que se trabaje con él, vigilando en todo momento que los pasos dados sean los correctos. Esto hace evidentemente, que tanto yo, como mis compañeras, seamos profesionales exigentes con nosotras mismas, como ellas nos están enseñando. Y todo esto al final, significan ventajas en el desarrollo de los niños, ya que nuestro objetivo principal es dotarlos  del mayor número de capacidades y habilidades que nos sean posibles. 

Otro aspecto muy importante desde mi punto de vista para que todo lo que se hace con los niños sea significativo, es el compartir información con los familiares y el resto de profesionales que trabajan con ese niño. Manuela e Ingrid no presentan ningún tipo de hermetismo en este aspecto y eso me encanta, porque vuelve a dejar de manifiesto, que aquí lo que importa es el niño y su avance y todo su entorno ha de trabajar en la misma dirección por su bien.

Es para mí, muy importante y bonito poder observar el cambio que experimenta cada niño que entra en La pieza del puzzle. Porque todos y cada uno de ellos, aprende, evoluciona, adquiere independencia y autonomía y lo mejor de todo es que esto se traduce en una mejora de la calidad de vida para ellos y también para sus familias, que en última instancia es el objetivo primordial, que sus vidas mejoren. 

Los niños de la pieza del puzzle se vuelven más felices, por un motivo que a muchos les parecerá pequeño, pero que no lo es: empiezan a entender el mundo que les rodea. El mundo deja de ser ese sitio impredecible, en el que no entienden que pasa a su alrededor y nunca  pueden anticipar nada por si mismos. Empiezan a aprender a ejercer un control sobre lo que los rodea y a entender que sus actos tienen consecuencias y pueden influir en su entorno. Y esto es algo precioso. 

Este trabajo tiene un claro componente de mejora profesional, pero su parte más importante se compone de un ingrediente emocional. Los niños con los que trabajo, no son trabajo para mí. Ya forman parte de mí, son “mis niños”, con el permiso de sus padres!

Es imposible no implicarte ni quererlos, y aunque hay días que pueden resultar más complicados, ya que todos somos personas y nunca estamos igual, los buenos momentos ganan de largo a los que son un poco más difíciles. Me siento muy afortunada de vivir lo que estoy viviendo. Es una sensación de orgullo como hay pocas en la vida la que sientes cuando tus peques aprenden gracias a ti, cuando has conseguido que conozcan algo nuevo, que aprendan a hacer cosas por sí mismos,  cuando ellos te transmiten conocimiento gracias a las herramientas de las que les has dotado. Para mí, cada paso hacia delante que da un niño, es un paso también mío.

Soy una completa convencida de la terapia ABA, con la cual trabajo y estoy muy orgullosa de poder ayudar a través de ella. En contra de lo que muchos opinan, no es una terapia dura de llevar para los niños, es otra forma de trabajar que da buenos resultados y eso es lo importante. Es cierto que somos exigentes con ellos, pero también muy cariñosas y jugamos con los niños de mil maneras, cantamos, nos tiramos por el suelo, nos reímos, etc… la realidad es que los niños se sienten a gusto y nos lo transmiten, algunos de manera más clara, y otros de formas más sutiles, y siento que ellos también me valoran a mí.

Para terminar, agradecer a esos padres que confían en nosotras, porque es una gran responsabilidad  la que nos dejan, por mi parte, decir, que me esfuerzo cada día para que esa confianza siempre sea merecida. 

Un saludo para todos y…nos vemos en La pieza del puzzle!

                                                                                                                           Sara García

lunes, 11 de enero de 2016

Todos a una

Al iniciar una terapia con una familia hay mucho que planificar: los programas educativos, el entrenamiento a padres, la intervención con los hermanos… todo es muy importante. Sin duda, uno de los éxitos de la terapia reside en la importancia de mantener buenas relaciones con el equipo interdisciplinar que rodea al alumno. Este puede constar del profesor de clase, los monitores de apoyo, los monitores de comedor, los fisioterapeutas…, en esta ocasión, me quiero centrar en la figura del maestro.
Los niños que acuden a centros específicos, que están en aulas específicas o están integrados en aulas ordinarias pasan muchas horas con su maestro.  Una vez que se han redactado los objetivos del alumno, es recomendable realizar una reunión para coordinar funciones.
En ocasiones, hay que dividir esfuerzos y dedicarse cada uno a apartados específicos dentro de una misma área. Un ejemplo claro sobre esto sería que en el área de arte, un profesional se encargase de trabajar  “cortar con las tijeras” y el otro del “punzón”.
Hay otras áreas que son tan importantes que es recomendable trabajarlas varias veces al día, este es el caso de la comunicación. Para un niño que esté empezando a hablar se podría diseñar un programa de imitación de palabras en las que todos los profesionales trabajasen del mismo modo, introduciendo las mismas unidades. Es cierto, que el profesor necesitaría unas series de pautas, pero con buena disposición y reuniones periódicas, se pueden conseguir grandes avances.
Otro ejemplo, en el cual han de involucrase todas las personas que rodean al niño, es el tema de control de esfínteres. Esta habilidad es muy importante para la autonomía del niño y es necesario que todos actuemos del mismo modo a la hora de recompensar al niño cada vez que tiene éxito en el baño y de las pautas a seguir si ha ocurrido algún accidente fuera del baño. El uso de registros es muy importante para fomentar la coordinación.
Animo a todos los padres, terapeutas, maestros y resto de profesionales a establecer buenas relaciones y trabajar todos en equipo para conseguir los mismos objetivos. No olvidemos que lo importante es y será la pequeña persona para la que trabajamos.

Rocío González Iribarren
                                                                                                                  

lunes, 4 de enero de 2016

Felices Reyes

El equipo de La pieza del puzzle les desea unos felices Reyes y que vengan cargados de motivación e ilusión para el nuevo año.